Los partidos políticos que aspiran a representar a la ciudadanía se deberían componer de personas pertenecientes a los diferentes colectivos que componen esta, obviamente a personas distintas que sean una muestra de la sociedad, pero que compartan una misma ideología, nadie debe de creer a aquel que afirma que la política la desarrollan gestores desideologizados, ese pensamiento corresponde a una ideología de derecha.
Así, cuando vemos la imagen de los parlamentos de hace 25 años y de ahora, vemos que el color no solo llega al dispositivo que refleja la imagen, la imagen del blanco y negro de hace un cuarto de siglo también es monocolor en las personas que se reflejan, apenas hay mujeres, y eso que ya hace 75 años que tenemos derecho a votar. Hoy la imagen es en color y en digital, y los parlamentos corresponden, o mejor van correspondiendo, a la lógica representación de mujeres y hombres de acuerdo a la paridad social existente.
Hoy hay un partido que cuenta entre sus militantes con personas pertenecientes a distintas clases sociales, que no discrimina, porque sus planteamientos no lo hacen, a nadie independientemente de su procedencia, religión, orientación sexual o carencias económicas. No quiero decir con esto que haya otros partidos que sean inconstitucionales por excluyentes, pero sí que sus planteamientos hacen que hoy hay un partido que se parece a la sociedad más que los demás porque sus propuestas son reflejo de la sociedad en la que vivimos y de la que podemos aspirar a construir, en la que los planteamientos no son radicales, si no de progreso.
SIn embargo aún hay una asignatura pendiente, hoy aún la gente procedente de otras culturas y países no encuentra en los partidos políticos un espacio que corresponda con lo que representan en la sociedad, y hemos de conseguir parecernos a ella también en esto. Si no somos capaces de incorporar a estas personas tendrán que buscar su propio espacio, y mal reflejo social sería saber que no hay integración e interculturalidad aunque aceptemos la pluriculturalidad.
Así, cuando vemos la imagen de los parlamentos de hace 25 años y de ahora, vemos que el color no solo llega al dispositivo que refleja la imagen, la imagen del blanco y negro de hace un cuarto de siglo también es monocolor en las personas que se reflejan, apenas hay mujeres, y eso que ya hace 75 años que tenemos derecho a votar. Hoy la imagen es en color y en digital, y los parlamentos corresponden, o mejor van correspondiendo, a la lógica representación de mujeres y hombres de acuerdo a la paridad social existente.
Hoy hay un partido que cuenta entre sus militantes con personas pertenecientes a distintas clases sociales, que no discrimina, porque sus planteamientos no lo hacen, a nadie independientemente de su procedencia, religión, orientación sexual o carencias económicas. No quiero decir con esto que haya otros partidos que sean inconstitucionales por excluyentes, pero sí que sus planteamientos hacen que hoy hay un partido que se parece a la sociedad más que los demás porque sus propuestas son reflejo de la sociedad en la que vivimos y de la que podemos aspirar a construir, en la que los planteamientos no son radicales, si no de progreso.
SIn embargo aún hay una asignatura pendiente, hoy aún la gente procedente de otras culturas y países no encuentra en los partidos políticos un espacio que corresponda con lo que representan en la sociedad, y hemos de conseguir parecernos a ella también en esto. Si no somos capaces de incorporar a estas personas tendrán que buscar su propio espacio, y mal reflejo social sería saber que no hay integración e interculturalidad aunque aceptemos la pluriculturalidad.
Comentarios
Acabo de descubrir tu blog por casualidad como otra cualquiera. No sabía que tú también estuvieras enganchada a la blogosfera...
Soy, por si no me conoces, un compañero de JJSS de Badajoz, blogger también. Un saludo.
José Antonio.
Lo cierto es que no le he dado mucha difusión al blog hasta estar segura de poder cumplir, no sé si al llegar como tú a los 100 post, aunque la gracia de esto no es solo el ejercicio de pensar y ordenar ideas, si no de comunicar e intercambiar pensamientos en libertad. Para que luego digan que la gente pasa, parece que ya hay un montón de extremeños que andamos en ello.