Era mayo de este mismo año y nos convocaron a una reunión en Madrid para ir arrancando la campaña electoral. Un acto apelando a lo mejor de nosotros mismos, a la importancia del Partido Socialista Obrero Español en la vida de la gente y en la construcción de este país, un reconocimiento a nuestros valores y a lo que nos distingue de otras opciones de izquierda, al orgullo de nuestra historia y sus dirigentes,
con muchos más aciertos que errores, haciéndonos cargo de todos. Por allí pasaron ex presidentes, ex secretarios generales, ex ministros y ministras, alcaldes, alcaldesas, presidentes autonómicos… mientras echábamos la vista atrás para reflejarnos en las leyes más importantes de nuestra democracia, en el reconocimiento y la garantía de derechos. Apenas 4 meses después parece que diera igual todo aquello.
con muchos más aciertos que errores, haciéndonos cargo de todos. Por allí pasaron ex presidentes, ex secretarios generales, ex ministros y ministras, alcaldes, alcaldesas, presidentes autonómicos… mientras echábamos la vista atrás para reflejarnos en las leyes más importantes de nuestra democracia, en el reconocimiento y la garantía de derechos. Apenas 4 meses después parece que diera igual todo aquello.
Hoy, por encima del orgullo de ser socialistas, nos perdemos el respecto y deslegitimamos el derecho a ser escuchados de muchos de nuestros principales activos; por encima de la capacidad de acuerdo y comunicación constante, se enciende la mecha de la militancia con la utilización de un lenguaje de bandos, trincheras y golpes; y por encima de tratar de parar a la derecha, anteponemos la interpretación de estatutos y reglamentos.
No voy a detenerme demasiado ahora en cómo hemos llegado hasta aquí, aunque tan solo el haberlo hecho evidencia el no poder seguir por el mismo rumbo. Hay quien se remonta a la década de los 90, otros al último periodo de gobierno, muchos más al congreso de 2012, las primarias de 2014 o las sucesivas derrotas electorales del último año. No me obsesionan tanto las culpas como las soluciones y éstas son urgentes.
Tratar de solventar el problema con la celebración de un congreso exprés, poniendo en un lado un bando de buenos y otro de malos no soluciona nuestros problemas, a no ser que se trate de expulsar del partido cualquier voz que no sea la del secretario general. Y lo que es más importante para la ciudadanía, en la que deberiamos estar pensando, votar en unas primarias no cambia la aritmética parlamentaria ni resuelve la gobernabilidad de España. No hay un gobierno de izquierda alternativo por arte de birlibirloque. Si hoy Rajoy sigue siendo Presidente del Gobierno es porque no hemos priorizado que no lo sea.
Votar votaremos, votemos, pero qué tal si antes nos sentamos, nos hablamos, nos damos un tiempo y nos decimos la verdad.
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