España mañana será lo que entre todos y todas decidamos que sea. Una afirmación tan obvia como obvias son las ganas de ser parte de las decisiones de un conjunto importante de la ciudadanía. Si preguntamos en general si se quiere participar en la decisión de algo, lo más probable es que, sea lo que sea, recibamos una respuesta positiva, así hablemos del pago de impuestos, la fijación del SMI o la alineación de la selección.
En el contexto de crisis permanente de todo en el que vivimos no dejan de producirse acontecimientos extraordinarios que convulsionan la política, la economía y generan reacción social. Es un cambio de tiempo y de protagonistas.
El pasado día 2, ante los primeros rumores de una declaración institucional del Presidente del Gobierno, muchos pensaron inmediatamente en una crisis de Gobierno, hubiera sido lo lógico tras los resultados electorales obtenidos por su partido, pero no, lo que no parece convulsionar nunca es el conservadurismo del presidente popular. Tampoco era esa otra noticia que hace no mucho hubiese sido el primer pensamiento de todos, pero que un tiempo de convivencia sin miedo y sin violencia, afortunadamente ha puesto en otro lugar de nuestros recuerdos.
El anuncio era el deseo de abdicar del Rey. No veo necesario dedicar muchas letras ahora a la transcendencia histórica e institucional de este acontecimiento. Cientos de reacciones, publicaciones y hemerotecas siguen encargándose estos días. Pero sí de la convulsión que ha producido.
Una parte de la sociedad reclama poder participar directamente de este proceso. Y llega la hora de poderlo hacer, hagámoslo bien, mientras caminamos por unos acuerdos para una transición, renovemos el contenido de los mismo. Hagámoslo entre todos. Es evidente que nuestra Constitución pide ser reformada, establecer garantías al cumplimiento de su articulado, reflejar nuestro país hoy, añadir derechos fundamentales. En demasiadas ocasiones son precisamente a los que se les llena la boca defendiendo su nombre los que más la golpean. Personalmente me parece una agresión mayor a nuestro Estado de Derecho el haber desuniversalizado la sanidad que el dar trámite a una ley orgánica de abdicación.
¿Y sobre el modelo de Estado qué? ¿es este el modelo que refleja la España actual? la elección ya no refleja hoy la dicotomía ni entre una dictadura y una democracia como diría Carrillo antaño. ¿Qué tipo de modelo de Estado queremos? ¿qué tipo de República si esa fuera la elección? Tengamos el debate, sin trampas no vaya a ser que si se trata de eliminar una parte de la monarquía parlamentaria en la que convivimos hoy, la extrema derechas y la simplificación del mensaje, hagan que otros aprovechen y del mismo modo lo vuelvan en contra. Hasta ahora todos los Congresos y Conferencias políticas del PSOE nos han mandatado a hacer convivibles las dos, control y soberanía a través del parlamento,
¿Y sobre el modelo de Estado qué? ¿es este el modelo que refleja la España actual? la elección ya no refleja hoy la dicotomía ni entre una dictadura y una democracia como diría Carrillo antaño. ¿Qué tipo de modelo de Estado queremos? ¿qué tipo de República si esa fuera la elección? Tengamos el debate, sin trampas no vaya a ser que si se trata de eliminar una parte de la monarquía parlamentaria en la que convivimos hoy, la extrema derechas y la simplificación del mensaje, hagan que otros aprovechen y del mismo modo lo vuelvan en contra. Hasta ahora todos los Congresos y Conferencias políticas del PSOE nos han mandatado a hacer convivibles las dos, control y soberanía a través del parlamento,
Dejemos los oportunismos y la demagogia, de entender que lo que cada uno pensamos es lo que quieren todos. Ha habido debate, sí, pero lo que hemos votado es la aceptación de la abdicación, es respetar el consenso constitucional. La Constitución vigente es la única legitimada, y las modificaciones, necesarias, han de ser de un gran acuerdo y una mayor garantía de derechos.
Abdicación, Constitución y un cambio de tiempo, sí, sin renunciar ni a reformas ni a la participación social.
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