¿Para qué sirven las elecciones europeas?, ¿para qué sirve un/a diputado/a?, pues para cosas como esta. O tal vez esa es la respuesta que habría que aplicarle a un/a diputado/a socialista. Solo faltan un par de días para que los/as españoles/as podamos decidir la delegación española que nos representará en el Parlamento Europeo y hemos de ser conscientes de todo lo que nos jugamos en un proceso de estas características.
Parece que poco a poco se va rompiendo la apatía de quienes piensan que en esto no nos va nada o quienes entienden que esto es otra vez votar lo mismo, parece que nos vamos dando cuenta de lo europeos que somos y lo presente que está Europa en nuestras vidas, desde para tomar decisiones que afectan al 70% de nuestra legislación y por tanto de nuestro día a día, la agricultura, el transporte, las migraciones, la educación, hasta para demostrar que el chupete de un niño reúne los requisitos necesarios. Parece que nos damos cuenta de que las elecciones no son para decidir si un señor acepta regalos de gente a la que luego de un modo u otro les concede proyectos del presupuesto público. Parece que empezamos a ser conscientes del importantísimo papel que España tiene hoy que jugar en las instituciones europeas, el imprescindible contrapeso, nuestro cambio de rol, de no estar a recibir y a ser los garantes de lo social, necesitamos una delegación que no permita que se dé ni un paso atrás en los derechos de la ciudadanía y de los/as trabajadores, que pelee por la dignidad, que rechace las recetas neoliberales que le gustaría poner en marcha a la derecha en España, que demuestre que para salir de la crisis no hay que renunciar al bienestar social, sino apoyar a quienes más esfuerzo hacen aunque no sean los que tengan más dinero, necesitamos una delegación progresista, fuerte y de futuro.
Hoy no quiero hablar de antipolítica y, por tanto, no quiero hablar del cabeza de lista del PP en estas elecciones, de Mayor Oreja, bastante bien se está retratando a una persona tan tremendamente conservadora y tan reflejo del pasado de España, me apetece, ahora que llega la recta final de la campaña electoral, escribir sobre los estados de ánimo. El eslogan que el PSOE ha utilizado en estos comicios es el de que "este partido se juega en Europa", tradicionalmente cuando la selección española de futbol comienza una competición internacional lo hace con furia, pero con unos/as seguidores convencidos de que de cuartos de final no se pasa, hasta que en la última Eurocopa la selección se quitó el traje, se defendió una camiseta, la roja, y acompañada de la ilusión de la afición, pasó de cuartos, y se proclamó campeona. Como un diputado logró convencer y tumbar una propuesta que nos llevaba al pasado.
Esto na va de Obama, ¿o también?
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