Cuando inicié este blog me propuse mantenerlo y no escribir sobre los temas en boca (o post) de todos para decir lo mismo. Pero al igual que su actualización no es tan constante como quizá debiera, hay algo que comparto tanto con muchos y muchas, que he de decirlo.
Gracias compañero, y eso que no empecé con buen pie. La primera vez que me dirigí a Juan Carlos Rodríguez Ibarra, fue para decirle que no me gustaron las palabras que acababa de dirigirnos al grupo de jóvenes que, con ánimos de impulsar un nuevo proyecto de progreso, le escuchábamos. Le pregunté si podía cometer una osadía y me respondió que las que quisiera.
El otro día solicité intervenir y no pude en el Comité Regional del PSOE de Extremadura en el que se ratificó que no sería Ibarra el cartel (esto en Olivenza se refiere o otra cosa) electoral en las próximas elecciones, así que aprovecharé este espacio para continuar con el símil que Mariloli expuso, comparando a Ibarra con la selección española de baloncesto. En el baloncesto, cuando un jugador se distingue por su entrega a un equipo y permanencia en él aunque otros le pretendan, por su dedicación y dejarse la piel en cada partido, por ser buen y solidario compañero, dirigir bien al equipo, estar a la defensa y al ataque, y conseguir triunfos y títulos que reconozcan el esfuerzo del conjunto, a ese jugador, al retirarse de la actividad deportiva se le rinden los lógicos reconocimientos y muchos de ellos acaban como entrenadores, continuando su carrera deportiva desde fuera de la pista o sin poder tocar el balón, y apoyando a los juveniles.
Hace unos días un gran jugador de baloncesto, el extremeño campeón del mundo (a nadie le extraña hoy ver a extremeños que destacan en todo el mundo y por todo), decía al recoger la medalla de Extremadura que sólo los que sueñan pueden hacer sus sueños realidad.
Ibarra ha sido un gran director de equipo, ha conseguido hacer realidad y compartir los sueños de muchos extremeños, dejándose la piel en la cancha de juego. Gracias por conseguirlo y por el esfuerzo, pero sobre todo gracias por enseñarnos a soñar, a pensar que es útil, a saber que si se sueña, se puede. Hoy hay muchos jóvenes, adultos y mayores que comparten el sueño de seguir logrando triunfos para Extremadura.
Si se me permite otra osadía, espero que los juveniles sigan contando con un buen compañero junto a la pista.
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