
Y hablando de los derechos de la mujer no está demás recordar que ninguna mujer aborta por querencia. Estas navidades leí uno de esos libros que cuando viajo compro entre los más leídos del país que visito, "Elena sabe", de la escritora argentina Claudia Piñeiro. Es una dura historia sobre la enfermedad y la vejez, pero también sobre el derecho a decidir de la mujer y los prejuicios morales y religiosos. No quiero destripar el final a nadie, pero entre el convencimiento de Elena sobre a que su hija Rita la mataron, sus ganas de pelear por demostrarlo y por vivir pese al parkinson que la hace casi incapaz de desplazarse o de ver más allá de sus tobillos, aparece la historia de una mujer que quiso abortar y no pudo porque alguien lo evitó, alguien de profundas convicciones religiosas que creyó salvarla a ella a su hija y a su familia pero le destrozó la vida, alguien para quien esas convicciones morales no sirvieron para decidir por sí en lugar de por los demás.
Comentarios
Creo que también es importante tener en cuenta la alteración psicológica que se produce en la mujer y, que la evita poder denunciar, por miedo y aprhensión a su ofensor.
Tercero, sobre el aborto es curioso constatar datos, como que quien se lo practicó a una persona muy cercana a mí, cuando este era ilegal, fue un miembro del opus y médico de afamado derechismo y antiabortismo.
4- Pues que sepas que sí lees "En el nombre del Cerdo", te voy a joder el final. !No, no está basado en Aznar!
Sobre lo de las leyes, creo que para poder mejorarlas hace falta parar la doble moral.
A ver cuando nos vemos.