Hace 10 años el Consejo de Europa lanzó una Campaña que muchos/as aún recordamos, seguramente por lo acertado del mensaje, "somos diferentes, somos iguales". En esa ocasión la Campaña se centró en buscar la participación e implicación especialmente de la gente joven a favor de la diversidad, en un momento en el que la inmigración, por ejemplo, aún no estaba entre las preocupaciones de los españoles.
Diez años después el Consejo de Europa ha decido reeditar la Campaña, en un momento adecuado en nuestro país y en Europa, unos tiempos de diversidad por pluriconvivencia, de tipos de personas y familias, procedencias culturales, sentimientos religiosos, sexo, identidad sexual, dificultades físicas o psíquicas, etc. Y también un tiempo de avances en el reconocimiento de los derechos de todos y todas con independencia de a qué grupo pertenezcan.
Es de esos programas que fácilmente pueden conseguir aunar esfuerzos, es una de esas ideas que piensas que la mayoría comparten, por lo que debe ser sencillo conseguir la implicación y compromiso en el desarrollo de la misma, casi debería ser una Campaña de reafirmación en una serie de valores que la sociedad debería haber adquirido y desea mantener, o al menos eso pensaba.
Del pasado 28 de junio al 1 de julio se celebraban los derechos del colectivo lésbico, gay, transexual y bisexual, y el Organismo responsable de poner en marcha la Campaña "Somos diferentes, somos iguales", decidió sumarse y colgar simbólicamente en las sedes del mismo la bandera multicolor, la bandera que agrupa colores representativos de las diversas formas de entender la sexualidad, respetándose unas a otras compartiendo el mismo espacio. Siguiendo la lógica anterior, a nadie debería haber molestado esto, pero las reacciones de algunos ciudadanos mostrando su repulsa a este gesto, de nuevo nos vuelve a hacer conscientes de la necesidad de sumar a muchos en la lucha contra la discriminación y la intolerancia.
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